Un dolor de muelas es lo que la mantuvo alejada del trabajo, al menos esas fueron sus palabras al día de su vuelta. Vestía aquel uniforme de falda negra y camisa amarilla entre la cual dejaba ver ese tatuaje del águila en su pecho. Como siempre con una sonrisa en la boca recibiendo a las personas que entraban en el comedor. Esta vez debía ser algo mas que un buenas tardes, al menos preguntar como se encuentra y así lo hice.
Con un poco de valor y quizás algo de humor pregunte que tal estaba, porque nos dijeron que se encontraba mal. Ella sin perder la sonrisa contestaba que estaba mejor, que un dolor de muelas del juicio no la dejaba y por eso se ausento. La conversación siguió preguntándome ella de donde era, como me iban las vacaciones y que cuento tiempo estaría. Apenas unos quince minutos de conversación me sirvieron para darme cuenta de que volvía a estar enamorado y si otras veces lo había tenido jodido, esta vez seria peor.