Sinceramente he de reconocer que mientra saciaba un hambre voraz algo en mi interior me decía que había algo mas, que aunque había pasado por alto algunas cosas, hay muchas otras que comenzaban a regresar. Al terminar y salir ya no estaba aquella chica en la puerta, habría terminado su turno o quizás tuvo que cambiar, sin embargo y sin darme cuenta mi mirada la buscaba, un gesto que me hacia recordar el pasado.
No hubo que esperar mucho para volver a ver, tan solo unas cuantas horas que separan la comida de la cena, de nuevo en el mismo lugar. Una chica morena, algo mayor que yo, achaparrada pero con una mirada que decía cosas sin necesidad de hablar. Sus ojos castaños no permitían centrarme en el numero de mi habitación, de nuevo estaba jodido, ese angelito vestido de loco había hecho estragos de nuevo en mi.
Apenas toque la cena, tenia hambre, pero me daba miedo salir y no tener ni pajolera idea de que decir. Quizas ya no estaba, habría cambiado, pero al salir de nuevo estaba allí, y como no podía ser de otra manera mi tartamuda voz apenas supo decir buenas noches. Que largo se harán estos días, eso pensé en aquel momento.
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