Sin embargo habia sido esta vez algo mas que cariño, algo mas que una persona que tocaba mi corazón y a la que el tiempo me hiciera olvidar. Pero nos separaban muchos kilometros, apenas le conocia y encima mi experiencia como romeo se reducia a practicamente lo que habia visto en peliculas y leido en libros. Y asi nacio Nanster, mi yo romantico, ese que con cien palabras podia decir te quiero y ser lo que yo no era capaz de hacer.
Pero aun asi tenia pensando como hacer llegar mis palabras a la persona que se ha convertido tan especial y recorde que años anteriores una carta me sirvio para ello. Pero en este caso no tenia ni su direccion, ni incluso su nombre competo, un gran error que ni siendo el mejor amante podria resolver. Tan solo una direccion del lugar en el que la conoci, aun asi una direccion en la que enviar mis cartas y que le puedan llegar.
Era una idea un poco absurda, pero tras el paso de un par de semanas no me quedaba otra que arriesgar a un sistema que no sabria que me haria ganar. Y asi comence a escribir la primera carta a una mujer de la que estaba enamorado y seguramente ella ni se acordaria de mi.
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