Sali como un cohete,como si tuviera demasiada prisa por coger los apuntes, cosa que no me impresionaba. Mire el reloj, aun faltaban cinco minutos, me daba para un café que templara mis nervios. Lo tome y corrí hacia la clase, ella estaba en la puerta, sola, esperando algo, entre y salude con una sonrisa. Sus palabras fueron, parece que has visto al diablo, conteste aun no creo que este en el infierno, yo mas bien me gusta tocar el cielo, sonreí y ella devolvió la sonrisa.
Me senté solo, esa mañana quería estar tranquilo, había hecho un examen con apenas cuatro números y no me importaba, estaba contento solo porque ella me había sonreído. Pensaba en mis cosas y a cada momento paraba para mirar a su mesa, y en cada descuido su mirada se encontraba con la mía, que estaba perdida en su pelo azabache.