viernes, 15 de abril de 2016

Capitulo II: Amor en la lejanía pag 5

Mi madre me preparo una pequeña maleta con la ropa y nos pusimos de camino el viernes por la tarde hacia un pequeño pueblecito de la provincia de Avila. Recuerdo que hacia un frió de muerte, y que incluso con la chaquetas puestas no se me pasaba. La verdad es que todo el camino iba impresionado, una carretera pequeña y tres montados en el camión, la verdad es que daba un poco de miedo.

Según avanzábamos la noche iba cayendo y decidimos parar en el mismo Avila, en un pequeño bar bien decorado y cerca de la muralla que a mi me quedo boquiabierto. Los tres nos pedimos lo mismo un bocadillo de chorizo al vino que no estaba muy halla, pero a la hora de pagar se lo cobraron a mi padre como si fuera del bueno.

Tras cenar seguimos el camino, nos esperaban veinte kilometros por una carretera que solo cabía un coche y que cuando se cruzaban dos uno se tenia que apartar. Tras unos angustiosos quince minutos conseguimos llegar al pueblo, allí nos esperaban un amigo de mi padre que nos ofreció su casa para que nos quedaramos y así lo hicimos.

Pero para hacer un poco de tiempo decidieron tomar unas copas mientras yo jugaba al futbolin con tres muchachos que vivían alli. La noche pasaba mientras yo me divertía jugando y mi padre y compañía hacían tiempo, hasta que paso algo increíble.

No hay comentarios:

Publicar un comentario